A mis hijas les regalo una amistad
Esta mañana me desperté, pero como diría Silvio Rodríguez “en el sitio en que estaba dormida, no encontré mi corazón”. Todo lo demás estaba perfectamente en su lugar de siempre. La cabeza sobre los hombros, como se acostumbra; las piernas con sus pies al final de cuerpo, las manos, los codos ásperos, el vientre aún…