Manual para perderse en Tokio

Cientos de miles de rostros dibujan el mapa de Shibuya, uno de los principales barrios de Tokyo. (Foto de Fábio)

En un lugar de las dimensiones de Tokio basta girar en una esquina para estar irremediablemente perdido. Por eso, nadie aquí sale a la calle sin su teléfono de última tecnología con GPS integrado; sin embargo, aún con él siempre puede suceder ser tragado por la ciudad, pasar horas intentando encontrar tu camino y finalmente ser escupido cuando el día y tu energía han termino. Eso más o menos sucedió hoy conmigo…

Esta mañana salí temprano con el objetivo de comprar un colchón. Era necesario tomar el metro para llegar a la tienda más cercana que logré hallar con mi GPS; sin embargo, el viaje no duraría más de 20 minutos.

El metro de Tokyo es una intrincada telaraña gracias a la cual -según datos de la propia compañía de transportes- se movilizan diariamente más de seis millones de personas a través de unas 300 estaciones regadas alrededor de toda la ciudad. Las estaciones son enormes, muchas de ellas más grandes que cualquier aeropuerto del Ecuador, algunas incluso con varios restaurantes y tiendas dentro. Y aunque la red está inteligentemente integrada, no es difícil terminar enredado en tal maraña de direcciones, o caminar unos 500 metros bajo tierra solo para cambiar de un tren a otro.

Aunque luce como el diagrama de algún complejo circuito electrónico, en realidad es el mapa de las líneas de metro en Tokyo. Este esquema no incluye las líneas de trenes elevados.

Para llegar a la tienda era preciso tomar dos metros y bajarse en Roppongi. Una vez ahí, caminar 300 metros para encontrar una de las 15 diferentes salidas de esta enorme estación. Tras el periplo, llegué finalmente a la tienda tan solo para encontrarme con que era especializada en muebles y que el único colchón disponible, a parte de costar más de 1.500 dólares, era demasiado pequeño para mi esposo y yo.

Ayudada por mi smartphone descubrí que en Ikebukuro, un barrio ubicado a unos 14 km de donde me encontraba, había una gran tienda de colchones. Según mi GPS, para llegar debería pasar unas cuatro estaciones en el metro y una más en el tren elevado JR.

Así pues, tras 40 minutos de viaje había llegado a Ikebukuro, pero una vez ahí el GPS ya no podía asistirme, pues el espacio era demasiado concentrado. La estación estaba debajo de un centro comercial de 10 pisos, en cuyo interior al parecer se escondía la tienda en cuestión. En términos cartográficos yo estaba justo en el sitio que buscaba; pero mi mapa no podía comprender que esta ciudad se extiende muchos metros hacia arriba y muchos más hacia abajo de la tierra.

Las diferentes líneas de metro se clasifican por nombres y colores, en este caso el naranja corresponde a la línea Ginza. (Foto de la estación de Ikebukuro)

Recurrí a un empleado del centro comercial, a quien con un poco de japonés y otro tanto de mímica logré explicar lo que necesitaba. Él abrió un enorme plano del edificio y me indicó el piso 6. «Este shopping es muy grande», me dijo al final, ¡y vaya que lo era!, luego de una hora de recorrer el piso 6 y posteriormente todos los pisos del lugar, debí admitirlo: jamás encontraría la tienda.

Había hecho el viaje en vano así que esta vez decidí ir a Shibuya, donde siempre hay de todo y en demasía. Con certeza encontraría mi colchón. Una vez ahí, me dirigí a la tienda que sugería mi mapa. Al llegar me llevé una sorpresa, en efecto habían colchones de venta, pero sobre ellos también había gente durmiendo.

Resulta que la tienda permitía a sus clientes dormir cuántas horas fuera necesario para poder probar los productos. Acurrucados y cubiertos con cobijas, decenas de personas disfrutaban de un profundo sueño mientras otros caminábamos a su alrededor revisando los precios y las marcas. No me animé a quitarme los zapatos y echarme una siesta, era preferible buscar otra tienda donde pudiera hablar sin perturbar a los durmientes.

El bus Hachiko (lleva su nombre apropósito del famoso perro Hachi) es más económico que el metro y una buena alternativa para pasear.

Derrotada y con la tarde ya acabando, opté por volver a casa, como estaba cerca preferí tomar el autobús. Debido a que el metro es la principal opción de transporte, los autobuses son escasos y pequeños; sin embargo, son una agradable opción para admirar la ciudad. Me acomodé dispuesta a disfrutar el recorrido; sin embargo, conforme avanzaba, mi GPS fue haciendo evidente la situación: me había equivocado de autobús.

Como ya había tomado un par de veces ese bus, creí que cubría siempre la misma ruta y cuando finalmente me convencí de que solo se estaba alejando de mi destino, debí bajarme en un barrio a unos 8km. de mi casa. Regresar a ella implicó una media hora de viaje, dos trenes y una larga caminata subterránea.

Cuando llegué eran las 20:00, había viajado en 10 trenes diferentes, gastado unos 15 dólares en pasajes y andado, al menos, unos 3km. bajo tierra. Y cuando faltaban unos 100 metros para llegar a casa, mientras caminaba, me encontré de repente con un enorme letrero que decía: «Sealy, tienda de colchones». Mi moderno GPS había pasado por alto este sitio. Y yo, tan confiada de la tecnología, también había olvidado que tengo un par de ojos en perfecto estado. Por supuesto, cuando llegué la tienda ya había cerrado…

6 comentarios en “Manual para perderse en Tokio

  1. En realidad aquí tampoco es difícil transportarse, grandes distancias pueden recorrerse en cortos tiempos. Lo que sucede es que al principio resulta muy complicado de entender cómo funciona todo el sistema de transporte y uno termina perdiéndose. Gracias por leerme. Un abracito!!

  2. Gracias mi querida Gaby. Bueno, el GPS del celular es la salvación porque te indica exactamente que metro tomar, donde bajarte, etc. y cuando se equivoca toca recurrir a la gente que de alguna forma te logra explicar las cosas y por último siempre toca aguantarse un par de horas de andar como pendejo perdido por la ciudad… jejejeje, supongo que es parte del encanto de vivir en Tokyo, no?

  3. Gracias Sofi, qué bueno que te haya gustado el blog y ojalá no dejes de leerlo. Gracias por la sugerencia, te cuento que estoy planeando escribir sobre el uso de las bicicletas y otro post acerca de la personalidad de la gente aquí; así que en la próximas semanas ya los publicaré. Ojalá te agrade leerlos 😉

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