Sobre bienvenidas y adioses

cotoMi corazón aún está aprendiendo a acostumbrarse a la extraña vida diplomática, hecha de una suma de adiós y bienvenidas. Mis días en el Ecuador –que parecían tantos cuando arribé aquí hace casi un mes– se están agotando, y ahora que debo volver a Tokio me invade una mezcla de tristeza y alegría.

Cuando dejé Japón para emprender este primer viaje a mi país en calidad de visitante, Tokio estaba más lindo que nunca. Salvo por los días cortos (comienza a oscurecer alrededor de las 16:00) los paisajes que me rodeaban parecían salidos de una tarjeta postal. El otoño había pintado de amarillo y rojo toda la ciudad y una lluvia de hojas decoraban las calles; mi casa estaba por fin lista y yo había comenzado a disfrutar de una agradable rutina: clases de japonés, almuerzos en casa con los amigos, paseos en bici, mi blog por supuesto, e incluso había comenzado a escribir para una revista en Ecuador.

Me había costado llegar a tener tanto equilibrio y de pronto llegaba la hora de dejarlo todo en pausa y volver al Ecuador. Aunque me entusiasmaba el retorno, una parte de mí sentía tristeza de partir. Al llegar aquí, mi corazón se llenó de alegría, pero mi cerebro estaba confundido. Tras seis meses de arduo trabajo mental para acoplarme al no sencillo mundo japonés, todo lo que siempre había sido familiar para mí ahora parecía extraño ¿Quién era esta persona que por casi tres décadas no se alejó del abrigo de estas montañas y que ahora volvía dejando una vida en el otro extremo del planeta? ¿Al llegar aquí estaba ausentándome de mi hogar o estaba volviendo a él?

Fui recibida con tanta atención y cariño que al cabo de poco se esfumaron las preguntas y me dediqué a disfrutar. No dejé de ver amigos y familia ni un solo día. En poco menos de un mes logré asistir a mi ceremonia de graduación, recibir mi título de Magister, visitar la revista para la que ahora escribo, viajar a la playa, hacer compras, comer de todo y hasta visitar a mi querida perra Ema y su nueva familia con la que es ahora tan feliz.

No me privé de nada y aproveché al máximo lo mejor del Ecuador y sin embargo, ahora que me encuentro empacando para partir de nuevo (y esta vez para no volver hasta dentro de un año) nuevamente tengo esta inútil sensación de que el tiempo se me escurre entre los dedos como arena imposible de asir y otra vez pienso que quisiera un día más, tan solo otro más para estar aquí.

Es irónico pensar que estos sentimientos sean tan parecidos a los que experimenté pocas horas antes de despegar de Japón dejando ahí el hogar que he construido y la pareja que amo. Y sin embargo ahora, mientras ansió volver a amanecer a su lado y ese anhelo me inspira a emprender un viaje de más de 30 horas, sé también que cuando despegue el avión que me alejará de Quito y de los míos, nada evitará que el mismo horrible vacío me invada de nuevo y que otra vez en secreto llore cuando vea el Cotopaxi desaparecer entre las nubes.

¿Será que el corazón aprenderá con el tiempo a sortear estos embates?

5 comentarios en “Sobre bienvenidas y adioses

    • Hola Lucho,
      Revisé la página Web y tu blog y están muy chéveres, me alegra saber que tengan una asociación aquí. Ya leí las entrevistas a los demás ecuatorianos y también están muy simpáticas. Si quieres escríbeme a mi mail para ponernos de acuerdo: skyrcita@gmail.com.
      Saludos y gracias por las palabras de bienvenida,

      Sandra

      • Hola, gracias por su mensaje.

        Tratamos de entrevistar a los ecuatorianos que viven en este país para conocernos y a través de nuestras experiencias ayudarnos a conocer Japón.

        Las preguntas que hacemos son:

        1) Nombre 2) Ciudad donde nació en Ecuador 3) Año en que llegó al Japón 4) Ciudad donde vive en Japón 5) Una anécdota de su vida aquí o, un mensaje para los ecuatorianos que leen esta página.

        6) Una foto suya donde su rostro sea visible es solicitada pero no indispensable.

        Si viene a Kansai (Kyoto, Osaka, Kobe, Nara) podemos arreglar una comida en algún sitio y así reunirnos los ecuatorianos.

        Cordiales saludos.

        Luis Hernandez administrador guambra.com

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